El verano transcurría perfecto como todos los veranos que había pasado en la Calle 5 de la Urbanización Prolima en Los Olivos. Todo era felicidad, entre Chapadas, Las escondidas, San Miguel, Bata, Kiwi (o como se escriba), Siete pecados hasta Callejón oscuro o Lingo, íbamos y veníamos los niños más traviesos del vencindario. La verdad es que yo era casi un hombrecito, me gustaba jugar trompo, bolitas y chipitaps, me fascinaba acercarme al grupito de hombres con mis chipis 'pititos' o 'piticlines' como le decían en ese entonces. Nunca entenderé por qué ese gusto por recibir un juego de mesa o un tren en navidad en vez de una muñeca o un juego de té. No sé si tenga algo que ver con la ausencia de mi padre o simplemente habré nacido así...gracias a Dios (como dice mi abue) ese gusto por las cosas de hombres solo me duró hasta que entré a Secundaria.
En Secundaria conocí al que fue mi primer enamorado, un colombiano guapísimo, inalcanzable para una chica como yo y es que la coquetería en mi salón, sobraba. Yo, siendo buena gente e inteligente más no precisamente bonita; tenía que destacar de alguna manera para que él pueda notar mi presencia.
Trato de recordar qué hice para que se fije en mi y no recuerdo nada, salvo ser muchísimo más femenina e imitar a Meylin, niña coqueta y guapa del salón. Como él era 'el nuevo' y había ingresado a mitad de año, tenía mucho por ponerse al día y yo tuve que hacer el "sacrificio" de invitarlo a mi casa para explicarle lo avanzado, así fue que nos hicimos amigos y rápidamente enamoradillos, fue un amor lindo, tierno, éramos los mejores amigos y andábamos de arriba a abajo. Hoy en día, sigue siendo mi mejor amigo pero ya no nos frecuentamos mucho, sé que tiene una enamorada llamada Yeraldin, muy guapa y con un nombre muy curioso.
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El verano acabó y como era de esperarse, el vecindario estaba feliz de no escuchar más nuestros gritos de "plancha quemaada, plancha quemaada" o "san miguel, san miguel, san miguel" o el gran salvador "ampay me salvo con todos mis amigos". Pero yo no estaba tan feliz porque ya tocaba cambiar de cole y comenzar de cero, nuevos amigos, nuevas carpetas, nuevos profesores y lo único bueno, nuevos lapiceros.
Ya a puertas de comenzar las clases mi madre había entrado en razón y me volvió a sorprender con otra noticia:
"Beba, ya no irás a un colegio estatal, te cambiaré al IGV (colegio que costaba una fortuna), sí hija, ya lo he decidido, mañana iré a la hablar con la directora y veremos cómo financiamos tu uniforme."
CONTINUARÁ...
Ya a puertas de comenzar las clases mi madre había entrado en razón y me volvió a sorprender con otra noticia:
"Beba, ya no irás a un colegio estatal, te cambiaré al IGV (colegio que costaba una fortuna), sí hija, ya lo he decidido, mañana iré a la hablar con la directora y veremos cómo financiamos tu uniforme."
CONTINUARÁ...